Resiliencia alimentaria

Preparándonos para el Futuro.

«Este enfoque implica fortalecer las cadenas productivas locales, diversificar los cultivos y adoptar prácticas sostenibles…».

¿Resiliencia Alimentaria?

La resiliencia alimentaria se refiere a la capacidad de los sistemas alimentarios para adaptarse y recuperarse frente a cambios y crisis, como el cambio climático, desastres naturales o disrupciones económicas. En Aysén, una región con condiciones ambientales extremas y un acceso limitado a mercados centrales, desarrollar resiliencia alimentaria es clave para garantizar la sostenibilidad y seguridad alimentaria a largo plazo.

Comprometiendo el bienestar.

Este enfoque implica fortalecer las cadenas productivas locales, diversificar los cultivos y adoptar prácticas sostenibles que permitan a las comunidades enfrentar incertidumbres sin comprometer su bienestar. La resiliencia alimentaria no solo asegura la disponibilidad de alimentos, sino que también protege los modos de vida de los agricultores locales y fomenta la cohesión comunitaria.

Iniciativas en la Región de Aysén.

1. Producción en invernaderos adaptados al clima extremo.

Pequeños agricultores de localidades como Coyhaique y Puerto Ibáñez han implementado invernaderos de policarbonato para proteger sus cultivos de las heladas y los vientos intensos. Estas estructuras permiten la producción constante de hortalizas frescas durante todo el año, lo que reduce la dependencia de alimentos externos y fortalece la autosuficiencia local.

2. Diversificación de cultivos resilientes.


Algunos agricultores han optado por especies de cultivares adaptadas al clima de la región, como papas nativas y hortalizas resistentes al frío. Esta diversificación no solo protege contra pérdidas en caso de condiciones climáticas adversas, sino que también aumenta la biodiversidad y mejora la salud del suelo.

3. Ferias productivas locales.


A través de la organización de ferias en localidades como Aysén, La Junta y Cochrane, se fomenta la comercialización directa entre agricultores y consumidores. Estas ferias permiten que los pequeños productores diversifiquen su oferta, desde frutas y verduras hasta productos procesados ​​como mermeladas, conservas y pan artesanal. Además, fortalecerán la economía local y la interacción comunitaria.

4. Diversificación de cultivos resilientes.


En localidades con acceso limitado al agua, como Valle Simpson, se han implementado sistemas de riego por goteo y recolección de agua de lluvia. Estas prácticas permiten el uso eficiente de un recurso vital y aseguran la continuidad de los cultivos durante periodos de sequía.

La resiliencia alimentaria es la base para enfrentar el cambio climático y construir un sistema alimentario que respalde a las comunidades.

La resiliencia alimentaria es un concepto que trasciende la producción agrícola. Es una forma de preparar a las comunidades para enfrentar los desafíos del futuro, asegurando que las personas tengan acceso a alimentos sanos y nutritivos, incluso en tiempos de crisis.
Las iniciativas actuales en Aysén muestran cómo la combinación de innovación, saberes locales y colaboración comunitaria puede construir sistemas alimentarios más fuertes y sostenibles. Fortalecer estas prácticas y replicarlas en otras zonas de la región es clave para garantizar un futuro más resiliente para todos.

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